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Arquitectos: Daniele Claudio Taddei
- Área: 107 m²
- Año: 2015
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Fotografías:Bruno Helbling
Descripción enviada por el equipo del proyecto. Para tres generaciones, dos gatos y un perro, vivir bajo el mismo techo de repente se sentía un poco ajustado, así que los abuelos de la familia decidieron usar una esquina sobrante de su propiedad para construir su propia casa. La nueva adición estaría unida a la antigua y la compartirían con sus mascotas en un vecindario que colinda con la ciudad de Zurich.
Los materiales para la casa fueron claros desde el principio; era necesaria una estructura con vigas de madera, pero nos tomó algo de tiempo darnos cuenta de que era lo que necesitaríamos para llevarlo a cabo. El proceso de reducir y escatimar, mientras manteníamos el costo del edificio dentro del rango establecido se ve reflejado también en el proyecto.
Al final decidimos que una residencia vertical era la mejor opción dado el tamaño del sitio. Conscientes de que con el tiempo, las escaleras se convertirían en un desafío para los usuarios, el diseño de unas escaleras seguras y confortables pero de dimensiones razonables se convirtió en parte crucial del proyecto: una escalinata minimalista de acero con una red de seguridad en acero inoxidable fue la respuesta. La casa comenzó a desarrollarse alrededor de la escalera; el ingreso está a nivel de calle, y funciona también como el cuarto de lavado; el baño de huéspedes es también la sala de lavado del perro, mientras que los gatos cuentan con su propio acceso para llegar al sótano y satisfacer sus necesidades.
En el primer nivel, la sala de estar puede abrirse completamente hacia el jardín al sur a través de unos paneles de cristal plegables. Este gesto trae el jardín al interior de la casa brindando a la sala de estar una sensación de amplitud a pesar de las dimensiones. Por esta razón la cocina y el comedor han sido diseñadas para mantenerlas al mínimo. Ventanas verticales estratégicamente colocadas permiten aún así mirar hacia la calle y evitar la sensación de aislamiento.
En el segundo nivel, enfrentando la amplia escalinata se encuentran el baño y dos habitaciones. Una habitación cuenta con una puerta secreta que dirige hacia la habitación de la nieta haciendo de su cuidado una tarea mas accesible.
Buscar el equilibrio entre un minimalismo limpio y blanco, y el caracter rústico del campo, fue lo que nos llevó a la selección del color y tipo de material a utilizar en la fachada, y que al mismo tiempo coincide con la nueva entrada de coches cubierta de grava. La sección del nuevo jardín se conserva rústica y natural con sus piedras y grava, reduciendo el mantenimiento y brindando un nuevo espacio de vida a las plantas y animales nativos. El proyecto modernizó y limpió la imagen de ambas casas, dándoles un rostro distintivo en el envolvente suburbano de los 60s.